viernes, 21 de junio de 2013

Ombligocentrismos II: tengo un blog y estoy dispuesto a usarlo...

Estimado Sr. Dior, 

Me llamo Delany y me apasiona el mundo de la moda. Movida por mi serie de referencia, “Sex & the City”, hace ya un tiempo que decidí abrir un foro dedicado al mundo del diseño, donde muestro mis conjuntos y doy consejos de belleza.

Le envío este correo porque, ya que la mitad de mi vestidor está ocupado por ropa diseñada por usted (o su equipo), creo que sería justo que firmáramos un acuerdo de colaboración, ya que en estos momentos, además de pagar la ropa, hago publicidad gratuita de su marca (y sin contar los gastos derivados del almacenaje de todas estas prendas). 

Por ello, creo que podría ser interesante que me enviara de vez en cuando algunos de sus productos, para que yo pueda publicitarlos, no solamente exhibiéndolos los fines de semana, sino que hablaría de ellos en mi blog.  No haría falta que dichas prendas fueran de la última temporada, aunque esto ayudaría a la difusión de su marca (ya que si es ropa de temporada, probablemente tenga que compartirla con mis amigas, lo cual aumentaría exponencialmente el radio de acción de la campaña).

En espera de una respuesta, reciba un cordial saludo

Delany

En estos tiempos convulsos, parece que no tengas nada que decir a menos que lo hagas en un blog (que suena como algo muy cool y de modernos, pero que no deja de ser un diario, como el que escondía tu hermanita debajo de la cama).  

Antes de seguir, ahí va una nota para cabezones: ésto no es un ataque hacia las bitácoras digitales (sería absurdo hacerlo desde un blog), sino una crítica hacia la actitud de algunos bloggers que se creen que cuando te registras en Blogger, Wordpress o similar, te mandan a casa una licenciatura en periodismo, un Pulitzer y un Príncipe de Asturias de las Letras (o ya puestos a elegir, que sea mejor el de la Concordia, porque tu labor de divulgación es por el bien de la humanidad… di que sí, figura).

Redes sociales, blogs, plataformas de microblogging… la revolución mediática ha llegado al mundo lúdico, y piensa quedarse: lo malo es que esta moda parece haber hecho mella en algunos egos mal entendidos. Y la consecuencia de ésto es que algunos blogs de los buenos (de esos que generan contenido de calidad, que realmente hacen una labor de divulgación, de crítica, o que simplemente aportan algo), pasan desapercibidos, empequeñecidos por otros que, bajo el pretexto de los juegos de mesa, dedican líneas y líneas a la autocomplacencia, a ver este mundillo de los juegos de mesa como una región ombligocéntrica del universo, donde ya no se distingue entre “lo que me gusta” y “lo que es bueno”; donde la función crítica se ha transformado en un ejercicio de lameculismo o destripe, sin término medio; donde lo que cuenta es que el mundo escuche mis exigencias y me ría las gracias. Duchos en la materia lúdica que siempre tienen que opinar, aunque ello signifique comportarse como niños enrabietados del ciberespacio.

Que estos Homo umbilicus existan no es malo en sí mismo, ya que tiene que haber de todo en la villa del Señor; lo que sí es dañino es que el mensaje de estos “iluminados” van contaminando poco a poco la llamada blogosfera. Y es que éste es el mal endémico de la raza humana: dos es compañía, tres multitud y más una turba más o menos imbécil (1. adj. Alelado, escaso de razón).

Hilando un poco este tema con el del artículo anterior, parece que ya no es suficiente con agruparnos para conseguir más, sino que ahora además exigimos lo mismo en solitario, en muchos casos además reclamando una recompensa por un trabajo que nadie ha pedido que se haga. 

Pero es que, alucina vecina, que aún hay más. Porque si de un individuo se puede evolucionar a una asociación, un blogger se puede metamorfosear en una comunidad de bloggers… La idea que parece que ha revolucionado últimamente el mundo bloguero es la de aglutinar, formar un “algo” conjunto, un territorio lúdico… que así de buenas a primeras parece algo razonable, razonado, plausible y digno de apoyo… si no fuera porque el enemigo está en casa. Y es que como cualquier intento del pasado, el Homo umbilicus será el que termine dibujando los planos de este nuevo espacio, comenzando la casa por el tejado a golpe de Crayón.

Pero este es otro tema que analizaremos en el próximo capítulo.

jueves, 13 de junio de 2013

Ombligocentrismos I: Somos Legión


Buenos días/tardes/noches, 

Mi nombre es José Eduardo O'Higgins y soy un gran fanático de la F1. Sigo las carreras todos los fines de semana y recientemente he creado un blog en el que escribo diariamente sobre éste magnífico deporte en general, y sobre todo acerca de la escudería Ferrari, desde que nuestro más insigne piloto, Fernando Alonso, fichó por dicha escudería. Además del blog, hemos formado una asociación de fans de la F1, en la que organizamos eventos en nuestra localidad para la difusión de los deportes de motor.

El motivo de este correo es proponerle, señor Enzo Ferrari, un trato que creo que nos beneficiaría a ambos: Dado que mi presupuesto es limitado (tiene que entender, sr. Ferrari, que hasta la fecha todos los gastos generados en estas actividades han salido de mi bolsillo), usted podría enviarme un par de copias de su último modelo, para que pueda probarlo con mis amigos (todos amantes de la formula 1) en el circuito que hemos diseñado a tal efecto en el polígono industrial situado a las afueras de nuestra localidad. A cambio de su generoso aporte, no sólo me comprometo a realizar completas reseñas en el blog acerca de las prestaciones y comportamiento del vehículo en carrera, sino que utilizaremos dicha máquina en la asociación para darle un mayor empuje a los eventos que ya le he mencionado.

En espera de una respuesta, reciba un cordial saludo.

Si no entiendes qué pinta aquí esta carta, te invito a que realices el siguiente ejercicio: cambia al señor Enzo Ferrari por el nombre de cualquier editorial/distribuidora/tienda y el concepto “F1” por “juegos de mesa”. Modifica ligeramente el texto (para que tenga algo de coherencia, no te lo vamos a dar todo hecho, truhán) y ¡hop!  ¿Qué te parece ahora la petición?

Leo en un blog un artículo, en el que el autor dice que ha llegado a la conclusión de que no va a hacer más reseñas de juegos editados en España, hasta que sean las editoriales las que se los envíen. Alucina pepinillos, como diría aquel. Lo curioso del asunto es que ésta es una voz que cada vez se oye más, ya no sólo en boca de algunos bloggers (que es un señor que tiene un diario en internet), sino en organizadores de eventos, asociaciones etc. Una voz que critica abiertamente a la industria lúdica por su poca colaboración en la difusión de este gran hobby que son los juegos de mesa (a través suyo obviamente).

Pero ¿cuánto hay de verdad es este tipo de cosas? ¿Realmente hacemos una labor de difusión tan importante, o nos estamos haciendo un lío? ¿En serio que hacemos todo esto sólo por amor al hobby? ¿Cuál es nuestro sitio en el inmenso engranaje que supone esta maquinaria lúdica? ¿Aplicamos los mismos principios en otros aspectos de nuestra vida? (si tienes dudas sobre esto, haz el ejercicio de arriba y compara las carta).

Vamos a hacer de abogados del diablo (que a eso hemos venido) y a analizar estos aspectos uno por uno: hoy, las asociaciones:

Nota: Para todo aquel que lo quiera entender: este artículo no pretende meter a todas las asociaciones  dentro del mismo saco, sino separar el grano de la paja, y hacer patente una realidad que tristemente cada vez es más común.

La primera vez que entré en una asociación de juegos, la cuota aún se pagaba en pesetas. Pero no de aquellas que eran como lentejas, que se perdían en los confines de tus bolsillos, sino pesetas de las rubias, de ésas que aún tenían el cabezón de Paca la Culona impreso. Durante años he participado activamente en la vida de diversas asociaciones, y en todas se funcionaba de la misma manera: llegado el momento, solicitabas las ayudas pertinentes a todas las entidades conocidas: al ayuntamiento, a la diputación, a la comunidad autónoma… hasta las ayudas europeas incluso. Y siempre utilizando la teoría de que si pido 10 me van a dar 5, así que mejor pediré 50, para que me den las 10 que necesito...

Resultado de todo este berenjenal: el  ayuntamiento te cedía un local a cambio de que realizaras un par de actividades anuales para los chavales; la diputación te soltaba la pasta a regañadientes (los 10 que necesitabas y ni uno más, que ellos también se sabían el juego), y la UE no decía ni esta boca es mía, que bastante tenían por aquel entonces con lo suyo… Con eso y algo del dinero que ponía cada socio (que el resto se iba en electricidad y limpieza), te ibas a la tienda guay (por aquel entonces en las ciudades medianamente grandes había siempre dos tiendas: la guay y la que no lo era tanto…) y le comprabas el material pertinente (que era principalmente rol, algo de Warhammer y un Cruzada Estelar) al tendero de turno a cambio de un 10% de descuento, que invertías en unas pizzas y unos refescos gaseosos para inaugurar la temporada lúdica.  

Pero como decía Karina, cualquier tiempo pasado fue mejor… ahora resulta que proliferan las asociaciones (OJO, volvemos a repetir que no todas) que, además de pedir las subvenciones (que supongo que tal y como está todo no darán mucho), van a donde el tendero y le dicen que un 10% es una mierda y que tiene que hacer más descuento (debe ser que el precio de las pizzas ha subido). ¿Y qué hace el pobre tendero? Pues joderse y poner sus reales posaderas a tiro, porque si no, ese mes en lugar de llevarse el dinerito que todos los años le cae como maná llovido del cielo, se va a tener que contentar con vender un set de dados y poco más, mientras ve cómo la asociación se pule la pasta comprando por internet a una tienda de Swazilandia, que si eso ya se las apañarán luego ellos pasando las reglas por el google transleitor…

¿Se acaba todo aquí? No, porque después de tan triunfal inicio, llega el evento que toda asociación organiza, ya sea por orgullo friki, o porque tiene que rendir cuentas con el consistorio local... y aquí vuelve a entrar ya no sólo la tienda de turno (que cómo no va a apoyar a la asociación, teniendo el vicio que tienen los tenderos de comer a diario), sino que ya que estamos, mandamos el mail de solicitud de colaboración a todas las tiendas online (incluida la de Swazilandia) y editoriales, para que nos envíen juegos a cambio de nuestra valiosa publicidad… porque publicidad va a haber, eso seguro, aunque sea mala.

-       Un momento, pero ¿no habíamos quedado en que este evento se organizaba con la pasta que nos había dado la diputación, con el fin de justificar que el ayuntamiento nos haya cedido un local?


Pues sí, pero ya que estamos, y como hacemos una labor social fantástica, además de una publicidad fabulosa a las tiendas y las editoriales, que menos que apoquinen…

-       Ya, pero ¿no habíamos quedado en que lo de la asociación lo hacemos porque nos gusta el tema de los juegos?

Sí, pero eso es una cosa, y otra muy distinta que vayamos a estar haciéndoles el trabajo a las tiendas y editoriales por la patilla.

-       Mmmm… es decir, que las tiendas y las editoriales nos tienen que apoyar en un evento que nosotros organizamos para pagar el local y que ellos no han pedido, pagando ya sea en dinero o en material una publicidad que en el fondo no quieren…

Calla anda, calla…

En resumen:

La editorial sacará "valiosa" publicidad que probablemente le sirva más bien de poco; la tienda sacará algo si puede (que a veces ni eso) y si tiene suerte (que a veces tampoco). ¿Y qué hay de la asociación? Pues que cobrará dos veces por el mismo trabajo, lo cual está muy bien, sobre todo si eres la asociación.... es lo que tiene hacer las cosas por amor al arte, que hace que haya mucho "artista" suelto... 

En fin, esto es todo por el momento. Ahora que ahora cada uno analice en qué parte de la criba está.

Próximo capítulo, los blogs